CART: El esperanzador tratamiento que podría acabar contra el cáncer - Residencia Avenida San Luis
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CART: El esperanzador tratamiento que podría acabar contra el cáncer

CART: El esperanzador tratamiento que podría acabar contra el cáncer

La multinacional de la industria farmaceútica Novartis se encuentra detrás de esta prometedora cura que ha conseguido que una niña de seis años se haya curado de la leucemia que padecía

A Emily Whitehead le diagnosticaron leucemia linfoblástica agudacon tan solo seis años, en 2010. Se trata de un tipo de cáncer infantilmuy común en el que la quimioterapia no siempre tiene los efectos esperados. Pero, por suerte, la historia de esta niña estadounidense sigue escribiéndose hoy día. Porque Emily no solo está viva. También está curada de su cáncer. Y todo gracias a una técnica experimental:Chimeric Antigen Receptor T-Cell (CART).

Mucho sufrieron los padres de esta pequeña tras comprobar cómo el cáncer era inmune a la quimioterapia. Desesperados, decidieron probar en 2012 con el nuevo tratamiento sobre el que el doctor Carl June, de la Universidad de Pennsylvania, llevaba tiempo trabajando aunque aún no había experimentado con humanos. El CART se vale de la tecnología para extraer al enfermo las células inmunes (células T) y modificarlas. De esta manera, se crean una células «asesinas», especialmente entrenadas para acabar con las células cancerosas, capaces de reproducirse hasta no dejar en el cuerpo del paciente rastro alguno de cáncer.

Aunque a la pequeña Emily el nuevo tratamiento casi le cuesta la vida, funcionó. A los siete meses, el cáncer había desaparecido de su cuerpo. Y a día de hoy es una niña sana.

¿Un milagro? Lo que está claro es que este novedoso tratamiento se ha convertido en lamina de oro por la que se han peleado numerosas empresas. Tras los buenos resultados obtenidos, el doctor June recibió cientos de llamadas que le ofrecían suculentas ofertas por su investigación. Al final llegó a un acuerdo con Novartis, cuyo CEO, Joseph Jimenez, protagoniza este mes la portada de la edición estadounidense de «Forbes» bajo el titular: «¿Este hombre curará el cáncer?».

La multinacional invirtió 9,9 mil millones de dólares para que el doctor Carl June y su equipo se dedicasen a la investigación y desarrollo del tratamiento teniendo en cuenta que el tiempo juega en su contra. «Los recursos no son un problema», asegura Joseph Jimenez en Forbes. «Quiero saber qué necesitan para ejecutar sus ensayos y llevar cuanto antes al mercado el tratamiento porque estamos hablando de pacientes que están a punto de morir. No podemos dejar que los recursos se interpongan en el camino», asegura.

Hasta ahora, los resultados han sido muy satisfactorios: en todos los casos tratados, 25 niños y 5 adultos, el cáncer ha desaparecido. La esperanza, ahora, se centra en el CART.

Un largo proceso

Novartis prevé para 2016 haber finalizado con los ensayos clínicos y haber puesto en marcha una planta de fabricación para crear tratamientos individualizado a cada paciente y encontrar la manera de disminuir los efectos secundarios que casi mataron a Emily. A continuación, toca presentarlo a la FDA.

Sin duda, el CART es un tratamiento revolucionario y en él hay puestasmiles de esperanzas. Pero también es verdad que detrás se esconde una «guerra económica» en la que Novartis está jugando sus cartas. No hay que olvidar que la compañía comercializa también Gleevec, unmedicamento anticancerígeno de 2.000 euros por paciente al mes cuya patente finaliza en julio de 2015.

Sin embargo, aunque la multinacional suiza cuenta con el equipo pionero de investigación del CART, no son los únicos que trabajan en perfeccionar la técnica. El centro MD Anderson, Kite Pharma oJuno Therapeutics compiten con Novartis.

Esta situación evidencia que los esfuerzos para desarrollar nuevas curas para tratar el cáncer están en la economía, no en la ciencia. «La estructura de precios de la oncología necesita ser replanteado porque se ha alcanzado un nivel que no va a ser sostenible a largo plazo», reconoce Jiménez en Forbes. Ahora, toca esperar y comprobar si los tratamientos acaban siendo accesibles a todo el mundo.

 

Fuente: ABC

 

 

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