11 Mar Vejez y pérdida de visión: todo lo que tienes que saber
Una de las características típicas de la vejez es la pérdida de visión ya sea por el paso de los años y el uso que le damos a nuestros ojos, por los malos hábitos o simplemente porque hay enfermedades asociadas a esta etapa de la vida.
Ya sabemos que nuestras células empiezan a fallar con el paso del tiempo y que hay malos hábitos que si repetimos en un espacio de tiempo largo, pueden terminar provocandonos lesiones. Entre estos hábitos mirar la televisión con la luz apagada, leer muy de cerca o no seguir una dieta equilibrada.
Los problemas oculares son uno de los problemas más comunes y más fastidiosos: perdemos autonomía, no distinguimos bien, podemos tener accidentes o no podemos ver correctamente si queremos realizar alguna tarea.
En este post te traemos las cuatro enfermedades más comunes que se dan en nuestros ancianos a partir de los cuarenta años.
1- La vista cansada o presbicia es una de las enfermedades más comunes entre los ancianos. Se trata de una enfermedad que se da por el envejecimiento del ojo y la pérdida de la elasticidad del cristalino. La presbicia es algo inevitable que se da con el paso del tiempo, ya que con la edad nuestras células empiezan a perder cualidades. Esta enfermedad empieza a manifestarse alrededor de los 40 o los 45 años de edad. La podemos corregir con el uso de lente pero no tiene cura, por lo cual, una vez que empecemos a usar gafas, ya no tendremos opción de deshacernos de ellas.
2- Las cataratas son otros de los problemas que encontramos en nuestros ancianos. Se producen por la progresiva y constante pérdida de transparencia del cristalino, con lo cual nuestra agudeza visual también disminuye. Entre los primeros síntomas de las cataratas encontraremos que tenemos dificultades para distinguir el relieve, los colores y los contrastes y tendremos sensaciones de deslumbramiento. Además de la edad avanzada lo que puede provocar las cataratas son ciertas infecciones: la diabetes, la herencia genética o traumatismos oculares debidos a accidentes. Suelen afectar a la mayoría de los ancianos que sobrepasan la edad de los 65 años pero, y al contrario que con el caso de la presbicia, las cataratas responden muy bien a un tratamiento pasando por el quirófano.
3- El glaucoma es un fallo en el drenaje del líquido acuoso por lo cual hace que la presión intraocular aumente. Esta presión elevada provoca lesiones en el nervio óptico del anciano.
Si no la corregimos a tiempo puede producir en ellos ceguera. Si nuestro anciano relata que cuando mira parece que ve moscas centelleantes o dice que ha perdido la visión lateral o periférica, sufre de migrañas, náuseas o vómitos puede ser claro síntoma. En este tipo de problemas oculares es aconsejable medir la tensión ocular cada año para prevenirlos. En los casos más complicados y para prevenir daños más grande se aconseja operar.
4- La degeneración macular es el último problema que te traemos en este post. No tiene cura y es una enfermedad degenerativa. Al final puede que produzca la pérdida de visión o la ceguera total del anciano.
Alguna de estas, como hemos podido ver, tienen tratamiento quirúrgico mientras que otras simplemente son incurables. Recomendamos acudir periódicamente a un especialista ya que, cuanto antes se detecte alguna de ellas, antes podrá ponerse remedio o podremos frenar su expansión.
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