15 Abr ¿Cómo viven las residencias el estado de alarma?
La crisis sanitaria ocasionada por la pandemia del coronavirus no solamente ha confinado a gran parte de la población de nuestro país en sus casas, haciendo teletrabajo o viéndose obligados a cerrar las puertas de sus negocios sin una fecha de apertura concreta. La parte más vulnerable a este virus, los ancianos, también han visto afectada su calidad de vida, los que aún vivían con sus familias o podían mantener su autonomía en sus domicilios ahora ponen en riesgo su salud simplemente saliendo a comprar.
Mientras que las residencias de ancianos han sido de los primeros edificios en cerrar a cal y canto sus puertas. Desde que se supo que este virus había llegado a nuestro país, las residencias fueron las primeras en dar la voz de alarma y tomar medidas.
Visitas restringidas de momento temporal
La gran velocidad de contagio y lo letal que resulta el COVID-19 en ancianos ha provocado que estos se tengan que aislar totalmente del exterior. Sus familiares, anteriormente gratas y esperadas visitas, ahora pueden ser el detonante sin quererlo de un nuevo infectado.
Pero eso no significa que permanezcan incomunicados. Gracias a las nuevas tecnologías y a que nuestro centro cuenta con conexión WIFI en cualquiera de sus estancias, estos pueden estar comunicados diariamente con sus familiares.
Aquellos que tengan la suficiente autonomía para usar un teléfono, podrán hacerlo cuando quieran, mientras que los que debido a su estado de salud no puedan, serán ayudados por el personal que allí se encuentra.
Así todos los familiares podrán ver a sus seres queridos a través de videollamadas, hablar con ellos, transmitirles su cariño y comprobar que se encuentran perfectamente.
El punto de mira en los síntomas
El ritmo de vida dentro de las residencias intenta seguir su curso normal. Para que esto pueda suceder, todos aquellos que se encuentran internos y que presentan alguno de los síntomas del COVID-19 se aíslan del resto de ancianos.
Las residencias cuentan con personal médico especializado y servicios de enfermería, que les harán un seguimiento diario de la evolución.
Los mayores que se encuentran aislados, aunque no puedan participar en la vida colectiva, tienen el acompañamiento del personal médico, tienen acceso a programas de televisión, llamadas a sus familiares, etc.
¿Y el resto de la residencia?
Aunque los contactos se hayan limitado dentro de las residencias (dentro de esta situación excepcional), se pretende que los ancianos no noten en gran medida las condiciones del estado de alarma.
Gracias a las salas comunes (tenemos 2.900 metros cuadrados a su disposición) y al gran patio que tenemos en nuestro centro, pueden darse paseos, despejarse y entretenerse al aire libre. Sin duda no va a haber entorno más seguro para ellos, la actividad diaria no se para, ya que es muy importante que estén entretenidos, que realicen ejercicio (aunque se trate de un simple paseo) para que su estado físico no decaiga.
Como hemos apuntado antes, aunque alguno de sus compañeros se encuentra aislado como medida preventiva, todos aquellos que no presenten síntomas pueden hacer “vida” normal.
Aparte de poder acudir a ver la televisión o sus programas favoritos, pueden ejercitarse y recuperarse de sus lesiones gracias a los fisioterapeutas, acudir al podólogo, a la biblioteca a leer, etc.
Todos ellos se encuentran informados acerca de todo lo que pasa en el exterior y del por qué no pueden ver a sus familiares. Muchos de ellos entienden y apoyan estas medidas, aunque otros, debido a sus problemas de salud no entienden la situación y han puesto un poco más de resistencia al aislamiento y a tomar medidas preventivas más estrictas.
El personal ha respondido poniendo todo su cariño y paciencia. Y, es que, no hay nada como el clima de respeto, cariño y amor que se procesa entre los ancianos y sus cuidadores, sin duda una de las grandes armas que ayuda a luchar a todas las residencias de ancianos contra esta catástrofe mundial.
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