15 Feb El insomnio en personas mayores: ¿qué hacer?
Una de las características más comunes que solemos asociar a la vejez es la falta de sueño de calidad. Seguramente habremos escuchado alguna vez que los ancianos duermen muchas menos horas, se despiertan más a menudo, les cuesta mucho más conciliar el sueño o tienen peor calidad de sueño.
Y es que la calidad del sueño en la tercera edad varía, se vuelve más ligero pudiendo interrumpirse con cualquier ruido y despertándose en más ocasiones durante las noches, en su mayoría de veces para ir al baño.
Además de que el envejecimiento del organismo que viene asociado con los años, genera en la mayoría de personas la aparición de diferentes enfermedades, unas más leves y otras de carácter crónico y agudo.
Las enfermedades mentales asociadas con el envejecimiento (Alzheimer, Pic, demencias…), el cambio de hábitos que se produce con la llegada de la jubilación (más tiempo libre, cambios de horarios, no se cansan al no trabajar) y los múltiples fármacos y medicación que tienen que tomar o los problemas emocionales, como soledad y aislamiento son alguna de las causas del insomnio en ancianos.
Este puede afectar a nuestros mayores de diferentes formas, sufriendo de insomnio transitorio, agudo o crónico. Encontraremos personas que lo padezcan durante dos o tres días solamente, una semana, un mes o mucho más tiempo.
El sueño es muy importante, no solamente en los mayores; gracias a él contribuimos al mejor descanso de nuestro organismo, fortalecemos nuestro sistema inmune y mejoramos nuestra memoria.
Por ello, todas las medidas que podamos tomar para prevenir este o disminuir el insomnio dependerán de cuál sea la causa, sin embargo, en muchos casos bastará con seguir una serie de pautas de higiene de sueño relacionadas con su vida diaria.
1- Horarios estrictos. Tener unos horarios regulares de sueño implica levantarse y acostarse a la misma hora siempre, evitando las siestas a lo largo del día. En las residencias de ancianos es una norma que siempre se cumple mientras que en los domicilios es mucho más difícil, sobre todo si nuestro anciano vive solo.
2- Eliminar en la medida de lo posible las fuentes de luz o de ruido que puedan afectar a un sueño constante. Tanto interiores (televisiones encendidas, gente despierta mientras los ancianos duermen) como exteriores. Apagar las luces, bajar las persianas, evitar sitios con mucho tráfico o ruido externo o poner ventanas reforzadas son algunas de las medidas que podremos tomar.
3- La cama es un elemento que se tiene que asociar solamente al sueño. En muchas ocasiones vemos la televisión acostados, leemos o, si no podemos dormir, estamos horas y horas dando vueltas en la cama. Al cabo del tiempo, asociaremos estas con actividades que no son las de conciliar el sueño y nos cuesta más. Si los ancianos quieren leer antes de dormir, mejor que lo hagan en otra habitación y sentados.
4- Usar siempre ropa cómoda para el descanso. Evitar prendas apretadas y que les hagan pasar calor o frío.
5- Controlar la climatización de la habitación. Es muy importante mantener una temperatura adecuada en la habitación en la que duermen, que no pasen ni calor ni frío. Así tendremos que tener en cuenta los horarios de calefacción en invierno y el aire acondicionado en verano (siempre evitando que el aire vaya de forma directa a la cama).
6- Controlar en la medida de lo posible (o evitar directamente) el consumo de bebidas estimulantes. Tendremos que tener en cuenta que los efectos que ocasiona la cafeína en nuestro organismo pueden llegar a durar horas, por lo tanto es mejor evitar, tras las comidas, el consumo de cafés, tés o bebidas estimulantes.
7- Evitar el consumo de alcohol. Además de ser muy dañino para el organismo, este tiene un efecto rebote cuando hablamos del sueño. Aunque lo induzca en un principio, hace que las personas se despierten al rato desveladas.
8- Alejarnos del sedentarismo. Las personas mayores, debido a fracturas, dolores y la falta de fuerzas, suelen estar mucho rato sentados o recostados. Intentar dar paseos, levantarse a por agua, hacer ejercicios en las residencias de mayores, les ayudará a consumir energía y a dormir mejor.
9- En la mayoría de los casos, una correcta higiene de sueño suele ser suficiente. En los casos más graves se puede recurrir a terapias conductuales para reeducar los hábitos del sueño y en algunos casos se suele necesitar un tratamiento farmacológico, especialmente en casos de insomnio crónico causado por dolores, enfermedades mentales o trastornos del comportamiento. En ambos casos, las residencias cuentan con personal capacitado para atender las terapias y necesidades farmacológicas.
Sorry, the comment form is closed at this time.