Los primeros días en una residencia de mayores

Ingresar nuestros padres o abuelos en una residencia de mayores supone efectos tanto en los mayores como en sus familiares. Se trata de un cambio brusco de vida  para ambos. Entendemos que no ha de haber resultado una decisión sencilla para la familia, muchas tienen que internar a sus mayores tras hacer auténticos esfuerzos para vivir con ellos. Decidir internarlos significa “reconocer que no pueden más” y, con ello, vienen asociados sentimientos de culpa y de abandono.

En cuanto a los mayores, la adaptación supone una carga tanto a nivel fisiológico como a nivel psicológico. No solamente dejan una vivienda en la que probablemente han estado viviendo décadas sino que se tienen que adaptar a una nueva, con reglas nuevas, profesionales trabajando, horarios marcados y al resto de residentes.

Es por ello que los programas de adaptación empiezan mucho antes de su primer día en la residencia. En estos programas se evaluará a nuestro mayor y se trazarán las posteriores líneas de actuación tras el ingreso. Entendemos que cada persona tiene unas necesidades especiales y unos ritmos de adaptación diferentes, por lo cual los programas están totalmente personalizados.

El programa de adaptación dura desde que informamos a nuestro anciano hasta unos meses después. Las primeras visitas constan de un guía que les enseñará la residencia, tanto a los familiares como a nuestro anciano si estuviese capacitado. En ellas se explican todas las actividades, los horarios, las visitas y se enseñan los puntos clave de la residencia como es el comedor, la sala común o dónde pedir atención médica o psicológica si la quisiese.

En los primeros días, el papel de los familiares resulta fundamental, pues se les pide que estén el máximo tiempo posible con ellos ya que nuestros  mayores se encuentran de repente en un entorno totalmente desconocido. Teniendo el apoyo y el  afecto de los  familiares  podrán dedicarse a explorar las diferentes salas de la residencia y sus rincones  y así irse familiarizando poco a poco con su nuevo  hogar.

Es importante, desde el minuto uno, su presencia en las  actividades que se realizan en el centro, para conocer a sus compañeros. La compañía y las experiencias compartidas entre ellos les servirá de factor reforzante de su estado  de salud y bienestar.

Los profesionales de la Residencia Avenida San Luis estamos preparados para ir ejecutando el programa con paciencia y comprensión. Y es que entendemos que la capacidad de adaptación de las personas disminuye progresivamente con la edad.

Sin contar con los ancianos que padecen algún tipo de problema de salud o de memoria. Es por ello que todo el personal está involucrado. Familiares, médicos, personal sanitario y el resto de trabajadores entienden que el cambio de hábitos resulte incomodo al principio. El tiempo de aclimatación a los nuevos horarios,  rutinas y al nuevo sitio será mucho más llevadero  de esta forma. Poco a poco irán incorporándose a la rutina normal de la residencia.

Es importante la adaptación paulatina y al propio ritmo del anciano para que este no se sienta forzado y no genere sentimientos de rechazo que puedan influir de forma negativa posteriormente.

Además contamos con personal médico totalmente cualificado y preparado para atender todos aquellos problemas que puedan ir surgiendo a lo largo de los primeros días, como es la ansiedad que puedan desarrollar los ancianos frente un ambiente nuevo.

A partir de los primeros días de incertidumbre veremos como estos bajan o piden realizar actividades, encuentran grandes amistades dentro y se aclimatan perfectamente a las comidas y horarios. Sin contar con que están atendidos las 24 horas diarias por profesionales solamente dedicados a ellos.